Cualquier otro es el camino de la necedad, porque es de la soberbia. Este camino nos lo mostró Jesús al decirnos: «Aprendan de mi que soy manso y humilde de corazón y hallarán reposo para sus almas (Mat 11, 29)». La senda es estrecha, de un ancho de dos pies, para que otro no pueda pasar. Senda deriva de «semis», que significa «medio camino». Sendas de la rectitud son las de la pobreza y de la obediencia, por las que Cristo, pobre y obediente, te conduce con su ejemplo. — San Anotnio de Padua, Escritos Selectos. Pag, 15