

Lo que debemos buscar en cada circunstancia difícil es la actitud de aceptación. Esa es la que nos lleva a ser libres independientemente de lo que sucede. Tiene como fundamento la confianza en la omnipotencia de Dios. Él siendo amor, nunca permite que padezcamos algo que no sea bueno para nosotros.
El poder de su amor es poderoso incluso sobre el mal que nos afecta y sabe sacar el bien para nuestra alma. La diferencia entre la rebelión, la resignación y la aceptación está en nuestro corazón. Es la actitud con la que afrontamos la realidad y esa depende totalmente de nosotros. —La Libertad Interior. Pag, 83