«En el momento presente, a causa de ese amor infinitamente misericordioso con que me ama el Padre, siempre cuento con la posibilidad de volver a empezar de cero, sin que el pasado (por lamentable que haya sido) me lo impida, y sin que el futuro (aunque parezca oscuro) me atormente. Mi pasado está en manos de la Misericordia divina, que puede sacar provecho de todo, tanto de lo bueno como de lo malo, y mi porvenir en manos de Su Providencia, que no se olvidará de mí. Esta actitud de fe es sumamente valiosa, pues evita que vivamos como tantas personas que sufren una permanente insatisfacción, sintiéndose «ahogados» entre un pasado que les pesa y un futuro que les inquieta. Por el contrario, vivir el instante presente ensancha el corazón – La libertad interior.