Queridísimos hermanos: Jesús nos ha entregado a María, lo cual es un regalo. Cuando se fue, Jesús nos dejó su palabra, nos dejó su cuerpo y su sangre, nos dejo a su Madre, nos dejó su sacerdocio, nos dejó su paz y su mandamiento nuevo. Siete son las cosas que nos dejó.
Cuando yo estaba en la cárcel no tenía ningún libro para meditar, lo cual era peligroso para el funcionamiento de la cabeza; entonces se me ocurrió meditar y vivir el testamento de Jesús. Es una mina, un tesoro. En la Novo millennio ineunte (NMI), el Santo Padre ha dicho:
«Nos acompaña en este camino la Virgen Santísima, aurora luminosa y guía segura, estrella de nuestra evangelización».
Y así pues, recemos juntos y demos gracias al Señor por este don de María.¡Alabado sea Jesucristo! —El Gozo de la Esperanza. Pag, 23