

Las «Cholitas Escaladoras de Bolivia» es el nombre de un grupo de mujeres bolivianas y aymaras, que empezaron a escalar montañas desde 2015 y que han sido las primeras mujeres en hacer la cumbre del Aconcagua en 2019.
Si quisiéramos hablar de grupos minoritarios y discriminados, ellas representarían precisamente la debilidad y la falta de derechos. ¡Pero no!, porque decidieron escoger un camino distinto.
Las «cholitas» decidieron dejar de victimizarse y quejarse, para hacer lo que les apasionaba. Por eso te compartimos cuatro valiosas reflexiones que descubrimos en su historia:
1. La búsqueda
Cuando Dora, Lidia, Liita y Elena hablan de subir a la montaña y de su sueño de subir a la cumbre del Aconcagua, sus rostros se llenan de luz. Estas mujeres, quizás sin notarlo, crean una analogía preciosa entre su hobbie de escalar montañas y las dos búsquedas esenciales a las que el ser humano se inclina: la búsqueda de la plenitud interior y de la trascendencia.
Dos caminos que a lo largo de la vida están siempre presentes y se complementan, porque cuando conquistamos la cumbre y encontramos el Amor más grande, encontramos también la plenitud.
2. Valentía y fortaleza
Las «cholitas escaladoras» suben a las montañas con sus trajes típicos. No cuentan con ningún equipo sofisticado ni preparación física profesional, pero tienen dos armas esenciales: la valentía que sacan del corazón y la fortaleza de mente y espíritu.
Cuando estamos seguros de nuestros anhelos y confiamos, incluso la fuerza física, el agotamiento o cualquier otro problema que tengamos, pasan a segundo plano. En el caso de las mujeres, quizás es más evidente, porque se ve reflejado en las historias de vida, sobretodo en quienes son madres o que están a cargo de su familia o de su comunidad, que enfrentan sus luchas con fortaleza y resiliencia.
3. La alegría de la sencillez
Escuchar y ver a estas mujeres, es sentir su alegría. ¿Y a qué se debe esa alegría? En un mundo lleno de anhelos de consumo, en el que nos venden la idea de que la felicidad está detrás de la nueva prenda que promociona el influencer del momento, esto tal vez es difícil de creer.
Pero las «cholitas escaladoras» son un ejemplo auténtico y real de cómo la plenitud de vida puede (y debe) basarse en cosas tan sencillas como: subir una montaña, tener un grupo de amigas con las que compartir sus logros y disfrutar de lo que la naturaleza les ofrece. Esas son razones suficientes para sentirse plenas y felices.
4. La cumbre
Parte de la experiencia de llegar a la cumbre de una montaña, es la oportunidad de contemplar todo el entorno. Esa contemplación normalmente nos brinda muchas sensaciones.
Por una parte, estamos llenos de paz y satisfacción por haber conquistado el reto que nos propusimos. Además, nos sentimos libres, tal como cuenta Lidia en el video: «Aquí tengo preocupaciones, pero cuando llego a la cima, me siento la mujer más libre del mundo».
Por otro lado, también nos sentimos insignificantes ante la creación de Dios y a la vez agradecidos al saber que aunque somos algo minúsculo en el universo, Dios pensó en nosotros y en cada uno de los detalles que componen nuestra vida.
¿Qué otras reflexiones te dejó el video de «las cholitas escaladoras»? ¡Cuéntanos en los comentarios!
0 comentarios