Hace unos días, la actriz y activista femenina, Emma Watson, publicó una carta abierta a Savita Halappanavar, odontóloga irlandesa de origen indio que falleció 4 días después de haber dado a luz a su hijo muerto. Savita se convirtió de la cara de la campaña pro aborto que culminó con la aprobación del aborto en Irlanda hasta las 12 semanas de gestación y llegando hasta la semana 24 en algunos casos. Tal ha sido el impacto que la ley popularmente es ahora conocida como la Ley de Savita.

Después de haber leído la carta, (la original puedes encontrarla aquí), mi mente se inunda de preguntas y sobre todo, de muchas ganas de conversar con Emma. Imaginaré que lo estoy haciendo o que en alguna fortuna de la vida, Emma lea CatholicLink y se encuentre con este post.

Querida Emma:

Entiendo tu conmoción y el fervor que te lleva a prestar tu cara, tu voz y hasta tu dinero a la causa feminista. Realmente lo entiendo. Sé de la invisibilidad de nuestras acciones a lo largo de la historia, de las injusticias que hemos sufrido las mujeres y que aún sufrimos alrededor del mundo. Entiendo que desde tu posición de fama y con la conciencia de toda una generación que te sigue y admira, quieras hacer algo responsable y de impacto con tu vida. Me conmueve y de alguna manera lo admiro.

Cómo encontrar las palabras que me permitan llegar a ti y que no tomes esta carta ni como una crítica ni como un ataque, sino como el consejo de una mujer casi 15 años mayor que tú que también quiere ser escuchada. Que alguna vez también fue feminista y a la que la vehemencia de la juventud, la llevó a procesar la información parcializada y a formular juicios injustos.

Es importante que conozcas y reconozcas la verdad del caso Savita, que no se trató simplemente de no permitir un aborto o de que la ley colocaba el valor de la vida del feto por encima de la vida de la madre. No es así. Savita murió por negligencia médica, las investigaciones apuntan hacia ahí. La ley y el adelanto de la ciencia permiten que se vele por ambas vidas, la de la madre y la del feto, pues ambas tienen igual valor.

Promover el aborto libre, gratuito, seguro y local en todo el mundo, no te lleva a estar luchando por los derechos de la mujer. Lamento decirte que es todo lo contrario. Hay millones de mujeres que mueren abortadas, que ni siquiera tuvieron la oportunidad de vivir y hay miles que mueren también a causa de abortos…«legales». La práctica de un aborto voluntario nunca traerá paz, ni siquiera salud de ningún tipo. Investiga más las causas, abre los ojos y busca los números con objetividad.

Por qué no destinar ese ímpetu tan grande que tienes por la justicia, sobre todo hacia la mujeres, en estudiar cómo realmente somos, cómo es que necesitamos leyes de acuerdo a lo que somos. Por qué no te das cuenta que la diferencia que existe entre hombres y mujeres no significa de ninguna manera que uno esté por encima del otro. Que para que haya verdadera justicia para la mujer tiene que haber verdadera justicia para el hombre y por sobre todo responsabilidad de los dos.

Los derechos reproductivos no le competen solo a la mujer porque ella lleve al niño en el vientre. Ese niño llegó ahí gracias a un hombre y ese hombre necesita ser responsable con su fecundidad y con su paternidad. Las relaciones sexuales no son solo placenteras, el «derecho al disfrute» no viene solo, viene acompañado de la potencial paternidad y potencial maternidad, y eso es algo que te quieren hacer olvidar o que pretenden hacerte creer.

Antes del aborto, necesitamos hablar de la sexualidad entre un hombre y una mujer y el sentido de la misma. Ahí empieza la responsabilidad, ahí es donde la lucha se debería dar, en educarnos y no en empujarnos al abismo de la soledad, en donde una relación sexual es algo unilateral en búsqueda de placer sin «estorbos» como la propia fecundidad.

Querida Emma, sigue estudiando, sigue buscando, y sé responsable en lo que comunicas, porque lamentablemente muchos de los jóvenes que te siguen, solo repiten como corderos. Pelea por leyes que promuevan la responsabilidad masculina, los horarios flexibles que le permitan a una mujer ser mujer y optar por su familia sin que sea considerada menos. Promueve pagos equitativos, promueve campañas que involucren a hombres para luchar contra el abuso, promueve campañas que velen por la correcta y ética práctica médica. Promueve leyes de las que nunca te vayas a arrepentir, leyes que no te pesen la vida de alguien que la perdió antes de tener la oportunidad de empezar a vivirla.

Y por sobre todo, sé compasiva y tolerante con los que piensan distinto a ti, escúchalos, ponte en sus zapatos, porque en la diferencia nos enriquecemos y nos volvemos hermanos.

Con respeto y admiración,

Silvana.