

El nuevo anuncio de Coca-Cola nos muestra un lado diferente de ver la obesidad. El spot es una crítica creativa a la gente que, más que preocuparse por el problema de la obesidad, se preocupa por la solución, buscando la mayoría de veces soluciones milagrosas. Lo que hizo Coca-Cola es crear las Magic Pills. Las anunciaron con una promesa: los 50 primeros en llamar, las tendrían gratis. Seleccionaron algunas de las personas que llamaron, contactaron con sus familiares, para contar con su apoyo y preparar un día que no olvidarían.
Elementos apostólicos:
Me parece muy interesante la crítica que hace este comercial, en el cual, algunos de sus elementos podemos rescatar relacionándolos con la vida cristiana. Por un lado, me viene a la mente la pregunta ¿Eres héroe de tu propia vida o tan sólo un espectador? Es interesante ver que muchas veces tenemos esa actitud, como que esperamos que algo milagroso pase y que solucione todos los problemas o dudas que tenemos. En este caso, Coca-Cola usó la obesidad, sin embargo se puede utilizar con muchos problemas. Pondré ejemplos de más sencillos a más profundos: Cuando alguien está mal en el colegio o universidad y espera por ese 0.5 que podría ser que regale el profesor y que sería lo justo y necesario para aprobar el curso, en vez de poner los medios para estudiar y salir adelante. O cuando a alguien le gusta una chica y viceversa. Está como expectante a que ella le dé todos los signos obvios del mundo para que pueda declararse asegurándose que ella no le diga que «no», en vez de ser valiente y arriesgarse. Yendo un poco más profundo y a lo que nos interesa. Por ejemplo, cuando alguien dice «La vida cristiana es aburrida». ¿La has vivido? ¿Conoces a alguien que lo viva de corazón y que sea triste? ¿Conoces de verdad a Jesús? ¿Lo has buscado leyendo las Escrituras, estando atento en la Misa? ¿Conoces la vida de los santos? A veces, las excusas son lo que más abundan frente a algo que simplemente nos da miedo, no lo tenemos calculado, no sabemos cuánto compromiso implica, etc. Es necesario, ver el propio corazón para poder darnos cuenta si de verdad estamos siendo espectadores de nuestra propia vida, la vemos pasar como en estado «automático» o de verdad la asumimos y soñamos ideales grandes con ella y nos comprometemos auténticamente en la búsqueda del sentido, de la felicidad, de la plenitud que todo ser humano anhela.
Otra frase que podría servir es «El que ama el fin, ama los medios para alcanzarlo». Si alguien, como en el spot quiere dejar de ser obeso, debe amar ese ideal y además, amar el tener una vida de ejercicio regular, subir y bajar las escaleras, no usar los ascensores, dejar el carro y caminar, las dietas, etc. Son medios para alcanzar el fin y a pesar que a uno le cuesten, uno debe amarlos porque ama el fin. En este sentido, si la meta de todo cristiano es la santidad, amemos ese ideal y amemos los medios para alcanzarla. «La santidad es vivir cotidianamente en Cristo y según Él». ¿Cuáles son los medios para ese ideal? La oración, el estudio, la amistad auténtica, el anuncio explícito de Cristo en primera persona a los demás, la caridad a los necesitados, la Gracia que está de nuestro lado y que es gratuita, nuestra Madre María que nos guía siempre, el ejemplo de los santos, los sacramentos, etc. Vivamos estos medios con toda intensidad para alcanzar el horizonte que es ser personas humanas auténticas. La santidad es la mejor versión de ti mismo. En ese sentido, a pesar que sean difíciles los medios, ¿no valen acaso estos medios para obtenerla? La felicidad no llega como por arte de magia, llega si uno mismo toma la decisión.
Dinámica:
Les propongo que cada uno del grupo escriba lo que más le cueste y se ponga los medios semanales para crecer en alguna virtud o renunciar a algún vicio. De acuerdo a eso, al final de la semana, conversar cómo les ha ido.
0 comentarios