Te presentamos a continuación un proyecto realizado por Radio Free Europe-Radio Liberty. Se trata de un video muy corto y sencillo que nos muestra la vida de una anciana de 76 años que vive en el Lago Baikal, en Siberia. Creció ahí rodeada del cuidado de sus padres, manifestado en el esfuerzo y el trabajo que realizaron para salir adelante en medio de un ambiente ciertamente maravilloso, pero sumamente difícil y duro.

Ella, después de haberse ido por un tiempo para trabajar en una fábrica en otro lugar, se jubiló y volvió a la tierra querida que la vio crecer. Confiesa que luego de enviudar pudo haber abandonado el lago pero no lo hizo, no le dio el corazón porque era plenamente consciente de lo dura que fue la vida de sus padres y todo lo que hicieron y trabajaron para sobrevivir allí.

La conciencia de los bienes recibidos de parte de los demás

El espíritu de agradecimiento, es una de las primeras enseñanzas que resaltan en esta sabia anciana. Guarda en su corazón el ejemplo y las enseñanzas de todos aquellos por los cuales ella fue quien fue e hizo lo que hizo a lo largo de su vida. En este caso, sus padres. Nos puede llevar a pensar: ¿Qué tan conscientes y agradecidos somos con nuestros familiares o todos aquellos que han hecho algo por nosotros?

Haber tomado la decisión de quedarse en ese lugar la llevó a vivir sola y rodeada de sus animales, salvo cuando va a visitarla su hijo. A nuestros ojos podría parecer que no tiene nada, pero curiosamente ella siente que lo tiene todo. Por ejemplo, disfruta con alegría, inocencia y sano orgullo, sus patines para hielo hechos en 1943 y se jacta de lo bien hechos que están y de todo el tiempo que han durado.

Toma viada y emprende la aventura de patinar largos tramos sobre el hielo del lago para salir en busca de sus vacas cuando se van muy lejos. Patina con la libertad y el entusiasmo de una niña, la misma niña que creció entre esas maravillosas montañas y paisajes y que aún mantiene su espíritu joven y lleno de vida, a pesar de tantos años, pérdidas y dificultades atravesadas.

«La vida es linda, lo malo es que muchos confunden lo lindo con lo fácil»

Trabaja arduamente y vive de sus propias manos, incluso en medio del intenso frío en el que está. Su ejemplo nos recuerda aquella tremenda frase de un personaje también entrañable, Mafalda: «La vida es linda, lo malo es que muchos confunden lo lindo con lo fácil». Cuántas veces nos olvidamos de celebrar la vida y nos quedamos encerrados en las dificultades y exigencias, en vez de caminar con intensidad y magnanimidad hacia nuestra meta.

Cuando la anciana vuelve a casa, se sienta sola en su cocina, contempla su entorno en silencio y se llena de felicidad, manteniendo un buen estado de ánimo. Dice, además, que siempre piensa en que si otro se sentara a su lado a ver lo mismo que ella ve, entonces exclamaría: ¡Qué belleza, qué increíble belleza! No envidia a otros, sino que quisiera compartir lo poco que tiene con los demás, deseándoles la misma suerte. ¿Cómo no conmoverse con tanta sencillez y semejante capacidad de asombro?

Como vimos, en su pequeñez y anonimato, la anciana nos sugiere con sus acciones y sentimientos que, tal vez, el secreto de la felicidad no está en tener más cosas o ir reclamando y esperando espacios perfectos, sino en lograr ser puros y sencillos de corazón para aprender a ver bien la maravilla de lo que tenemos, de lo que nos rodea, de quiénes están en nuestra vida, de Dios.