

Estamos viviendo un tiempo particular, que puede ser una ocasión de reflexión ante esta pandemia que está teniendo consecuencias en todo el mundo. Esta situación nos lleva a palpar con más fuerza la experiencia de fragilidad, y a tomar conciencia de que no tenemos el control sobre todo.
Esa es una realidad que en vez de asustarnos nos debe llevar a crecer más en nuestra confianza en Dios, Padre creador. Pero sucede que algunas veces olvidamos esto, sobre todo porque pensamos que aparentemente somos los que tenemos el control de las cosas. Por la vida que llevamos, los contactos que tenemos, el dinero, el prestigio, los conocimientos, etc.
Ahora nos damos cuenta que nada de eso sirve para librarnos de esta pandemia, que no hace distinción de ningún tipo. Es en este momento cuando se manifiesta de una manera más clara esa experiencia de fragilidad, y esto a muchas personas las pone tensas, nerviosas, naturalmente angustiadas.
Se trata de ser prudentes, hacer caso a las recomendaciones de los especialistas y no dejar de elevar nuestra oración a Dios Todopoderoso. Quisiera hacer en este post, énfasis en dos actitudes muy importantes para este tiempo.
Responsabilidad y solidaridad
Ser responsables, con nosotros mismos y con la salud de los demás. Esto lo llamaría una salud solidaria, porque no se trata de pensar solo en mí, sino de pensar en todos. En aquellos que quizás son más vulnerables a esta enfermedad, personas que por su condición física, o su edad podrían contraer el virus más fácil.
Pensando en ellos, es que me cuido y dejo de salir a cualquier parte. Recuerda, no se trata solo de pensar que «yo estoy y estaré bien», sino que hay personas, sobretodo en nuestro países latinoamericanos, que no están bien alimentadas. Que no cuentan con un seguro de salud que los pueda proteger en caso de contraer la enfermedad.
Es bueno pensar en ellos y por eso es que queremos tener unas medidas de salud solidarias. Ser solidario también en las compras que realizo, comprar lo que necesito, no más de la cuenta. Pensar que hay otros que también necesitarán alimentarse, que necesitarán cosas básicas.
Siempre piensa en el otro
En situaciones como estas es donde se ve con mayor fuerza el civismo, la cultura de un país que sabe mirar al otro y que no solo piensa en sí mismo, sino en el bien común. Por ejemplo, cuidar de no comprar alcohol en exceso porque quizás dejo sin este producto a quienes lo necesitan con urgencia.
Ser responsable también con mis estudios, en muchos lugares se han cancelado las clases ordinarias, pero esto no significa vacaciones. Debemos seguir aprovechando el tiempo que Dios nos da, cada día es una oportunidad nueva para aprender algo, para ser un poquito mejor que el día anterior.
Aprovechemos esta coyuntura, para sacar provecho de ella, y tratar de ver qué cosas buenas podemos sacar de ellas, y qué cosas podríamos mejorar. Puede que todo esto te parezca una indicación insistente, pero hay que recordar durante esta pandemia que todos estamos juntos en esto.
Y que cuando termine, miraremos atrás siendo personas distintas, tal vez más agradecidas, llenas de esperanza, de fortaleza, de valentía, con una fe más sólida y con nuevos propósitos de fe y realización personal.
0 comentarios