

Es fácil mirar a los grandes santos y sentirse intimidado. Ya sea en las historias de su santidad personal, de su martirio, o simplemente cuando su grandeza es tan venerada e inalcanzable que tendemos a pensar que nunca podremos ser como ellos. Creemos que una relación íntima y personal con Dios es algo reservado para algunas personas, que en definitiva, no se parecen a nosotros.
Un santo es una persona que va al cielo cuando Dios lo llama de regreso a casa. Para nosotros, llegar al cielo no es solo posible, sino que debe ser la principal motivación. Si miramos la vida de muchos santos nos daremos cuenta que esto puede ser muy simple. Los quehaceres diarios, que parecen triviales, sin sentido o algo que solo pasa y ya, cuando son ofrecidos a Dios como oraciones, pueden convertirse en vehículos hacia nuestra santidad.
Te dejamos 7 consejos para ayudarte, día a día, a estar un poco más cerca del cielo antes del almuerzo 😉
Nuestro llamado a la santidad, nuestro camino al cielo, estará medido en cómo y cuándo decidimos decir sí a la llamada de Dios, incluso cuando ésta consista simplemente, en tender nuestra cama 🙂
Tomado del artículo original en Church Pop.
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