

Esther Perel es una notable psicoterapeuta belga que hoy reside en New York. Durante 30 años se ha dedicado a la terapia de parejas y al estudio de la infidelidad. Los últimos 10 años ha viajado por el mundo recogiendo información sobre ésta en las distintas culturas. Hoy presentamos una charla de TED donde Esther nos habla de sus descubrimientos: «Repensando la infidelidad». Vale la pena ver el video y discutirlo varias veces.
La infidelidad en un matrimonio tiene consecuencias devastadoras. Sufrir una infidelidad ocasiona un dolor tan terrible que incluso es considerado peor que la muerte del cónyuge. Muchas parejas no sobreviven. El matrimonio termina de una forma extremadamente dolorosa, más aún si existen hijos de por medio. Hay algunos que sobreviven la infidelidad pero solamente como náufragos que quedan a la deriva dejando que la corriente los lleve a dónde sea y terminan viviendo un matrimonio que en realidad está muerto. Pero por otro lado, existen matrimonios que no solamente sobreviven sino también reviven, sobre estos nos habla Esther y es sobre los que quiero ahondar en este post.
Hombres y mujeres vivimos la experiencia del pecado. El matrimonio sufre las consecuencias de estas experiencia, pero Jesucristo sale a nuestro encuentro y eleva al matrimonio al estado de Sacramento, dándonos la gracia para luchar contra todas las dificultades. La infidelidad es una de éstas.
Con la intención de explicarme mejor he dividido esta charla en 7 puntos que espero sirvan para entender el mecanismo de la infidelidad y entablar un diálogo interesante que ayude y de luces a muchos matrimonios que se encuentran pasando por el gran dolor de una infidelidad, ver la posibilidad de superarla y lograr un matrimonio mejor.
1. Infidelidad ayer, hoy y siempre
La infidelidad está presente desde el inicio de los tiempos. Como dice Esther, incluso en los 10 mandamientos está mencionada dos veces: una en el 6to: «No cometerás actos impuros», y otra en el 9vno: «No consentirás pensamientos impuros». Dios, conociendo la naturaleza del pecado, nos advierte (dos veces) de las caídas que podemos tener en este aspecto, tanto en acción como en pensamiento. Ambas igual de fuertes, ambas que causan en mismo dolor. Es importante tener esto en cuenta. No es una casualidad.
2. Hombres y mujeres infieles por igual
No es que uno sea más infiel que el otro, simplemente es otro punto más en el que se evidencian las diferencias entre hombres y mujeres. Se dicen que las mujeres son infieles porque buscan una conexión íntima y los hombres por incapacidad de sostener tal conexión. Los hombres alardean de sus conquistas, las mujeres callan sus deseos. Desarrollar la capacidad de mirar estas diferencias (incluso en una situación así), hablar de nuestras carencias con toda franqueza dentro de nuestro matrimonio, ayudará mucho. El conocimiento personal y la conciencia de nuestras diferencias es clave para entender nuestras tentaciones y caídas.
3. La infidelidad: ¿Un antídoto a la monotonía y a la muerte?
¿Por qué sucede la infidelidad?, ¿puedo llegar a entender al infiel?, ¿qué pasa si el infiel soy yo?, ¿qué es lo que realmente se está buscando?,¿a dónde se quiere llegar?, ¿qué es lo que falta? La infidelidad que puede estar latente en cada uno de nosotros, muchas veces sucede como respuesta a asuntos no resueltos y no dialogados entre los esposos. El dejarse ganar por la monotonía o el encontrarse en una situación de dolor, puede hacernos perder el sentido de nuestra vida y la infidelidad puede aparecer como una ventana llena de emociones que nos hace sentir nuevamente “vivos”. El tema es que siempre estuvimos vivos, pero dejamos morir nuestro matrimonio.
4. El Deseo que te hace sentir vivo
La infidelidad no tiene mucho que ver con nuestro cónyuge sino con nosotros mismos, con nuestras carencias y nuestras historias personales no reconciliadas. La infidelidad realmente no tiene mucho que ver con el sexo, sino con el deseo. Deseo de ser escuchado, de ser atendido; deseo de saberse significativo para el otro, deseo de ser joven. El deseo es lo que mueve y hace que las infidelidades permanezcan. El hecho de que nunca puedas tener a tu amante te hace seguir deseando. Es casi como lo que sucede con una adicción, pero al tener conciencia, podemos desarrollar estrategias para combatir estos deseos que se nos presentan tan intensos.
5. El dolor de una muerte lenta
Particularmente hoy debido a la tecnología y a lo que el matrimonio se ha convertido, la infidelidad no solo genera dolor sino traumas a nivel personal; genera incluso crisis de identidad. Podemos ser espectadores en primera fila de la infidelidad del esposo y enterarnos de los detalles más sórdidos. La infidelidad hoy genera traumas de identidad muy profundos, tal vez más profundos que en cualquier otra época. Saber esto debería de por sí generar un freno antes de considerar consentir conductas que me conduzcan hacia una infidelidad y provocar un dolor tan profundo en alguien al que le hemos prometido amar de por vida.
6. La vergüenza de perdonar
Es increíble pero además del dolor de la infidelidad sufrida, cuando un matrimonio lucha por recuperar su relación aparece la dificultad y la censura de perdonar al infiel. Perdonar una infidelidad es casi un pecado. En un mundo donde lo único que se busca es ser feliz y esa felicidad significa la ausencia de dolor y de sacrificio, perdonar una infidelidad es algo de locos: «Pero, ¿tú eres tonta???» «Un infiel nunca cambia», «seguro la otra ya no lo quiere por eso regresa». Tantos comentarios que vienen incluso de la propia familia. Pero el perdón existe, es más, es una gracia que nos otorga Dios en el sacramento del matrimonio. Es posible perdonar. Perdonar no significa pasar la página. Este perdón requiere de compromiso y reconstrucción. El primer paso es que el infiel reconozca el dolor que ha causado y que esté abierto y dispuesto a reconstruir, paso a paso, el matrimonio.
7. Tu matrimonio acabó. Empieza uno nuevo… con la misma persona
Sobrevivir una infidelidad permite abrir el espacio para conversar y decir las cosas que nunca antes me había atrevido: “Yo tampoco era feliz”, “ a mi tampoco me gustaba esto o aquello…”. Son esos diálogos los que van a ir dando lugar a una nueva realidad en la que pueda hablar con libertad los temas que nunca antes quisieron tocar. Esther Perel dice que la infidelidad es como el cáncer: te puede matar, pero si sobrevives la vida cobra un nuevo sentido. El reto de luchar por sobrevivir a una infidelidad puede llevar a reconstruir un nuevo matrimonio, a plantear nuevos acuerdos, a conversar profundamente sobre temas que afectan a ambos y a finalmente resolver temas personales.
Recordemos que el Sacramento del matrimonio nos llena de gracia para poder hacerle frente a las dificultades que sucedan. NO estamos solos, Dios nunca nos deja solos:
«Cristo es la fuente de esta gracia. «Pues de la misma manera que Dios en otro tiempo salió al encuentro de su pueblo por una alianza de amor y fidelidad, ahora el Salvador de los hombres y Esposo de la Iglesia, mediante el sacramento del Matrimonio, sale al encuentro de los esposos cristianos» (GS 48,2). Permanece con ellos, les da la fuerza de seguir tomando su cruz, de levantarse después de sus caídas, de perdonarse mutuamente, de llevar unos las cargas de los otros (cf Ga 6,2), de estar «sometidos unos a otros en el temor de Cristo» (Ef 5,21) y de amarse con un amor sobrenatural, delicado y fecundo» (Catecismo de la Iglesia Católica 1642).
Me gustó mucho esta publicación, me ayudó porque estoy pasando por una situación así, mu esposo me esta engañando con una compañera de su trabajo, nose que hacer pienso que eso nunca se va acabar por la cercanía que tienen.
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Cuando se da la infidelidad, se da una clara muestra que no se AMA, porque el Amor, es la capacidad de sacrificio hacia lo que se Ama. Naturalmente este tiene que ser recíproco, de lo contrario no se da una relación de Amor y sería una farsa de amor. Hay pasiones, vicios, encantamientos, etc., que se les suele llamar amor, pero no lo son.
Me permito opinar desde una óptica menos simplista acerca de la infidelidad.
Es cierto que el cónyuge infiel aparece 3 metros bajo tierra en el corazón de quien fué engañado después de ser descubierto, es decir es como si hubiera muerto la versión original del cónyuge y aparece la del monstruo. Lo que no quiere decir que éste o ésta, vaya a reconocer su traición.
Tampoco quiere decir que pedirá perdón ni que se arrepentirá si pide perdón.
Siendo así; por mucho dolor que haya causado; no se compromete a restaurar , a sanar ni a corregirse.
Si a alguno o alguna, le pareció que perdonar la infidelidad era ya un acto fuera de serie;
para permanecer con el cónyuge y «comenzar» un nuevo matrimonio con la misma persona;
eso sería lo más sencillo.
La infidelidad es un vicio como todos los vicios; se miente, se oculta, se roba, se abusa, se traiciona y para algunos es adictivo.
Aunque la terapeuta informe sobre causas para ser infiel; el dolor, la falta de atención, etc.
sólo reaccionan de esa forma, las personas ensimismadas, con una vanidad insaciable, y con una carencia total de prudencia.
Dejemos de lado de una vez por todas; la idea de que el infiel, es víctima y luego infiel.
Y que afronten su realidad de frente. Sin justificarse en el otro ni siquiera en el o la , amante.
Tristemente hay demasiadas teorías que apuntan a encontrar las causas de la infidelidad en el propio matrimonio, cuando en realidad es un enfermedad del infiel.
Se detecta con los malos tratos, las indiferencias, las evasivas, la ira ante las más sencillas preguntas: ¿dónde estuviste? ¿con quien hablas? ¿porqué no me contestabas? etc.
El panorama ideal es el que se muestra en el artículo aún con todas sus pérdidas, dolor, desazón y duelo por parte del traicionado. Hay otros más complejos y más difíciles.
Aún así la fuerza de la presencia de Cristo, sacramento, en medio de los esposos; hace su trabajo, a pesar del pecado gravísimo de uno de ellos y del dolor mortal del otro.
No hemos mencionado a los hijos…. también traicionados y también en duelo por la misma causa.
Los modernos programas de TV y el espectáculo, son escuelas de infidelidad, «tienes derecho a rehacer tu vida» y las «amigas» que recomiendan nuevas parejas a sus amigas que sufren con sus esposos.
Es un círculo vicioso.
La Iglesia como madre; tiene más recursos sobre todo espirituales para poder fortalecerse; la confesión, eucaristía, el rezo del santo rosario, allegarse de verdaderos amigos no de cómplices.
En fin. La vida no es una novela reescribible. Por ello pidamos a Dios no ser causantes de éste dolor tan grande que deja heridas profundas que sólo Dios puede sanar.
Excelente para ayudar a los matrimonios que han pasado por la infedelidad.porque el matrimonio no es de dos sino de tres Dios esposo y esposa. Gracias muy bueno y nos ayuda al saber perdonar para poder continuar.