

María, como la mejor de las madres, está siempre dispuesta a ayudarnos. Espera pacientemente nuestro llamado y acude de inmediato, tal como lo hacen nuestras madres. Con los brazos abiertos y el corazón derretido de amor. Pensar que es nuestra intercesora debe llenarnos de gran alegría y también de fe. ¿Quién mejor que Ella para interceder ante el Padre?
Ante sus ojos, somos como esos niños pequeños, que se esconden tras las piernas de mamá. Rogando que nos ayude o nos de una manita con determinada situación. Estas son algunas situaciones en las que seguramente contaremos con su ayuda. Si deseas profundizar tus conocimientos sobre María, te recomiendo el curso online «Conocer a María para vivir con María». Una oportunidad perfecta para conocerla mejor y dejarnos guiar de su mano al amor de Cristo.
Su corazón experimentó toda clase de dolor y angustia, por eso no dudemos en acudir a Ella cuando el sufrimiento llegue a nuestras vidas. No la olvidemos, no la dejemos a un lado, dediquémosle todos los días un momento de oración. Porque Ella jamás nos abandona.
5 momentos en los que pueden salir corriendo a los brazos de María
Cundo te sientas triste y desesperado
No importa qué haya causado tu tristeza. Puede ser tal vez una tontada, un detalle insignificante o una profunda herida la que haya dado rienda suelta al llanto y la tristeza. ¡Corre a los brazos de María! Nadie puede consolarnos mejor que Ella.
Cuando debas tomar una decisión importante
Piensa, piensa, piensa, pero no dejes de lado a Dios ni y su Madre. Cada vez que tengas que tomar una decisión acude a ellos sin dudarlo. Pídeles consejo, háblales tal como lo haces con un amigo, en la naturalidad de tus conversaciones y pensamientos.
Cundo sientas ganas de pagar con la misma moneda
Cuando la rabia y la sed de venganza se apoderen de ti, acude desesperadamente a María y con ese mismo desespero que te invade, pídele que te ayude. Que te llene de fortaleza y paciencia, para no caer en el fatal error de pagar con la misma moneda al que te ha hecho daño.
Cuando sientas miedo
Sentir miedo es algo completamente natural, sin embargo a nadie le gusta experimentar esta sensación. Podemos sentir miedo por enfrentarnos a situaciones complicadas, por nuestro primer día de trabajo, por tener la posibilidad de perder a un ser querido, por estar solos ect. En esos momentos, en los que el aire no parezca entrar a tus pulmones, piensa en María y en el miedo que ella también sintió al ver a su hijo en la Cruz. Acude a sus brazos.
Cuando seas tentado
Podemos ser tentados mil veces al día. El demonio sabe perfectamente cuáles son nuestras debilidades y trabaja para que caigamos en pecado. Aunque debemos tener presente que somos frágiles, es importante que nos esforcemos por no caer. En estos momentos en que la tentación se nos presente como la mejor opción, invoquemos a María. Pidámosle que nos dé la valentía y las fuerzas necesarias para saber decir no o para alejarnos de lo que nos tienta.
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