El proceso de la construcción de la propia identidad es largo. La búsqueda de ésta puede durar toda la vida. Todos pasamos por procesos de cambio, de conciencia personal; nuestras opciones varían y las intenciones se modifican de acuerdo a las circunstancias. Las experiencias que vamos teniendo se suman a nuestra forma de ser y nos van a permitiendo moldear nuestra personalidad.

Lo complicado está en hacerle demasiado caso a las «voces del mundo» en este proceso, pues por hacer lo que ellas nos sugieren, terminamos, antes que construyendo, decostruyendo lo que ha sido puesto en nuestro interior.

Se me ocurren estas 5 ideas sobre la falsa autenticidad que nos «vende el mundo» en las que nos haría bien profundizar.

1. Sé tú mismo

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Vivimos en la era de la autenticidad, en la que «ser tú mismo» es el típico consejo para la vida, el amor y el trabajo. La autenticidad significa borrar la división entre lo que tú crees firmemente en tu interior y lo que le muestras al mundo exterior, y este es un deseo totalmente válido. Queremos vivir vidas auténticas, casarnos con parejas auténticas, trabajar para jefes auténticos y votar por un presidente auténtico. Casi siempre los discursos basados en «sé tú mismo» son muy populares, pero no siempre tienen el matiz correcto.

¿Qué significa ser tú mismo? Parece ser que se confunde con el hecho de vivas sin ataduras, que hagas lo que te plazca –gústele a quien le guste– mientras no le hagas daño a nadie… Esto no puede ser más que un mal consejo. Si somos auténticos por un momento, llegaremos (desde esta premisa de «ser lo que queramos ser») a la conclusión de es muy difícil que todas nuestras «formas» de ser naturales y originales sean totalmente buenas y nos sirvan para la convivencia común. La verdadera autenticidad consiste en que vivamos a la altura de lo que sale por nuestra boca, a la altura de lo que hay en nuestro interior, y la manifestación de esto tiene algunos matices interesantes como el bien, la prudencia y el bien común.

2. Sé libre, eso es lo más importante

identidad

Parece que el valor número uno de nuestro mundo es la libertad. Sobre ella se erigen todas las formas de vida moderna. Pero, ¿qué significa ser libre? Creo que algunos no lo tienen muy claro. Sin ir a los discursos religiosos del bien y la moral, la sencilla respuesta que recibimos del diccionario de google es la siguiente: «es la capacidad de la conciencia para pensar y obrar según la propia voluntad de la persona pero en sujeción a un orden o regulación más elevados». Nótese la afirmación «en sujeción a un orden o regulación más elevados». No lo digo yo.

3. Construye algo, deja huella

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Hay un afán muy grande en nuestro mundo por este tema de construir, hacer, dejar huella, no ser uno más, ser diferente… pero yo siempre me pregunto: ¿por qué tenemos necesidad de todo esto? Buscando la respuesta más humana, se me ocurre pensar que tiene que ver con el deseo del hombre de permanecer, de amar, de ser importante para otro. Pero, ¿eso solo se circunscribe a algo que haces? La idea no es mala, el punto es el lugar donde se ha puesto el acento. Podemos dejar huella y construir simplemente siendo lo que tenemos que ser, amando. Eso puede sonar muy simple, pero es más real y posible. De otra manera serían unos pocos (los inventores, científicos, creadores de algo…) los únicos dignos de ese bien tan preciado por todos: la felicidad.

4. Sé el mejor en lo que haces, distínguete en algo

distinguirse

Parece que todos tenemos que tener una habilidad, sino no somos nadie. Es difícil cumplir todos los estándares en un mundo así.  Es cierto que tenemos que ser buenos en lo que hacemos, es cierto que debemos esforzarnos por hacer las cosas bien. Pero, ¿tengo necesariamente que hacer todo a la perfección? Es muy fuerte esa presión y cada vez está más presente en un mundo competitivo y perfeccionista. ¿Cuál es la solución entonces? Creo que consiste en conocerte a ti mismo, conocer tus valores, tus límites y establecer el recto lugar que tienen que ocupar en tu vida a la hora de tomar decisiones importantes o a la hora de evaluar quién eres y por qué vales. Puedes ser buena amando y en eso consiste el que hagas todo bien.

5. Y finalmente… ¡qué toda tu vida sea una aventura!

aventura

Parece también que todo lo que haces tiene que ser increíble, emocionante, apasionante… debes amar lo que haces y sentir todos los días esa indescriptible adrenalina de hacer lo que te hace más feliz. Tu trabajo tiene que ser genial, tu vida de pareja perfecta, tu estado físico 100 puntos (obvio todo esto gracias al gimnasio, al crossfit o al yoga). Tu vida tiene que estar perfectamente equilibrada en todos los aspectos. De ese modo cada día será una nueva aventura llena de cosas inesperadas que solo «fluyen» en tu vida, sin presiones o trabas que te impidan sentirte feliz. Obviamente si te comienzas a sentir un poco mal o las cosas se te hacen rutinarias ¡cuidado! ¡todas las alarmas deben ser encendidas! algo estás haciendo mal, ¡pero tranquilo!, es fácil remediarlo: más gimnasio o una noche loca. Esto le devolverá el equilibrio a todo en tu vida. Solo pregunto, ¿dónde quedan el sacrificio y la capacidad de nuestro interior de amar aunque nos cueste?.

¿Qué piensas de este tema? ¿Cuál principio debe dar base a nuestra identidad? Nos encantaría saber 😉