Política, un tema eternamente debatido pero necesario. Esta vez alguien se acercó a mí y me dijo: «Siempre hemos escuchado que la política es corrupta o incoherente, pero como católico veo que necesitamos una respuesta coherente ante las reformas políticas que se están planteando. ¿Estoy obligado a comprometerme en política si deseo un cambio sustancial en mi país?»

Creo que muchas personas afirman o piensan aquello que dices sobre lo negativo y complicado que es el ámbito político. Pero antes de enfocarme propiamente en tu pregunta quisiera decir que no podemos dejar de reconocer el esfuerzo que realizan algunos políticos por lograr vivir coherentemente su fe. Por no claudicar a sus principios y los esfuerzos que hacen por ser testimonio y ejemplo de fe a pesar de las presiones a las que se ven sometidos en este medio.

No podemos ser indiferentes

Dicho esto, lo primero que diría frente a tu pregunta, es que todo cristiano que se esfuerza por ser coherente con la fe recibida, con el mandamiento del amor, no debe permanecer indiferente ante la realidad que lo rodea. Más aún si esta pone en riesgo los derechos fundamentales de las personas.

Jesucristo nos enseñó con su vida, que nada de lo humano le fue ajeno y la política es parte de lo humano. Por lo tanto, será un ámbito en el cuál los fieles laicos (todos los bautizados a excepción de los clérigos) deben discernir cual ha de ser su participación en ella. Digo discernir porque cada uno debe evaluar con sinceridad y humildad cuál es su rol en la sociedad, y qué es lo que debe y puede hacer.

Cada uno de los bautizados aportará desde su puesto, a construir una sociedad donde reine la justicia y la caridad, algunos por características y dones, que Dios les ha dado, estarán llamados a participar más directamente de algún cargo público, otros no.

Que la política tiene, ha tenido y tendrá personas corruptas y situaciones complicadas, no lo podemos negar. Pero eso no debe llevar a que tú u otro católico deje de participar en ella, en la medida de sus capacidades y posibilidades. Pero si vas a participar en política te doy algunos consejos.

1. Prepárate para entrar en un ámbito con exigencias particulares

Imagínate que ves un incendio en un edificio y te lanzas a rescatar a quienes puedas sin el traje adecuado y sin oxigeno, quizás puedas ayudar algunas personas, y está muy bien que lo hagas, es un acto heroico, digno de elogio. Pero si quieres seguir rescatando personas tendrás que equiparte con lo adecuado para poder seguir esa labor. Incluso así, con el equipo adecuado, no dejan de haber riesgos.

Por lo tanto, la recomendación para los laicos que van a entrar en el mundo de la política, es que se preparen para ello, que fortalezcan sus valores, que su vida cristiana sea sólida, que estén bien formados, conozcan las enseñanzas de la Doctrina social de la Iglesia, y que busquen en todo momento el consejo y la ayuda necesaria para seguir fortaleciendo sus principios.

2. No olvides de dónde proviene tu fe

Debemos esforzarnos para que cada uno de nosotros, como cristianos seamos como la levadura que fermenta la masa. Luchar para que el aire contaminado por la corrupción no te comience a asfixiar y poco a poco termines renunciando o claudicando a tus principios, valores y quizás hasta pongas en riesgo tu fe.

Otro pasaje del Evangelio que nos puede ayudar es aquel donde Jesús dice que no se enciende una lámpara para ponerla bajo la mesa. Por lo tanto, si Dios ha puesto dones, talentos y capacidad de liderazgo, no hay que ocultar esos valores sino hacer que brillen y se manifiesten para el bien de toda la sociedad.

No se trata de ser perfecto, porque nadie lo es, sino de prepararse, y tener una vida de fe viva y un buen director espiritual que sea guía y apoyo para avanzar por el camino correcto.

3. Ten siempre presente que estás llamado a servir

Es importante también tener en cuenta que todo puesto de mando o de liderazgo es un puesto de servicio. Lo dijo Jesús siendo el quien se arrodilla a lavarle los pies a sus discípulos, por lo tanto, comprender que, si Dios te da la oportunidad de ocupar un puesto de liderazgo, no es para servirte de él para tu beneficio, sino para servir a los demás.

Creo que se necesitan líderes que, desde la mirada de Jesús, que es la mirada de respeto hacia todos, de manera especial a los más pobres y necesitados, ayuden en la construcción de una sociedad más justa y reconciliada.

4. Eres frágil, no lo olvides

Y por último no olvidarse que todos somos frágiles y si uno se equivoca o en algún momento flaquea, siempre hay una oportunidad de levantarse y seguir mejorando. Jesús escogió a Pedro, como cabeza de la Iglesia, el flaqueó y lo traicionó, pero Jesús no lo descartó, sino que lo perdonó y así Pedro fue capaz de seguir guiando y dirigiendo la Iglesia.

Si algún creyente flaquea siempre tendrá la oportunidad de enmendarse y seguir adelante con su propósito de ser fiel a los principios de fe que inspiran su vida. Dejo un texto que puede servir:

«La Iglesia se concentra particularmente en educar a los discípulos de Cristo, para que sean cada vez más testigos de su Presencia en todas partes. Mostrando a los fieles concretamente en la vida personal y familiar, en la vida social, cultural y política, que la fe permite leer de una forma nueva y profunda la realidad y transformarla.

Que la caridad en la verdad es la fuerza más eficaz, capaz de cambiar el mundo. Que el Evangelio es garantía de libertad y mensaje de liberación; que los principios fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia – como la dignidad de la persona humana, la subsidiariedad y la solidaridad – son de gran valor para la promoción de nuevas vías de desarrollo al servicio de todo el hombre y de todos los hombres.

Compete también a los fieles laicos participar activamente en la vida política, de modo siempre coherente con las enseñanzas de la Iglesia (cfr. Congregación. para la Doctrina de la Fe, Nota Doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y al comportamiento de los católicos en la vida política, 24 nov. 2002).

¡Que Dios te bendiga!