36 fotos confirman que las monjas tienen vidas aburridas
«Quería deciros una palabra, y la palabra era alegría. Siempre, donde están los consagrados, los seminaristas, las religiosas y los religiosos, los jóvenes, hay alegría, siempre hay alegría. Es la alegría de la lozanía, es la alegría de seguir a Cristo; la alegría que nos da el Espíritu Santo, no la alegría del mundo. ¡Hay alegría! Pero, ¿dónde nace la alegría?
La alegría nace de la gratuidad de un encuentro. Es escuchar: «Tú eres importante para mí», no necesariamente con palabras. Esto es hermoso… Y es precisamente esto lo que Dios nos hace comprender. Al llamaros, Dios os dice: «Tú eres importante para mí, te quiero, cuento contigo». Jesús, a cada uno de nosotros, nos dice esto. De ahí nace la alegría. La alegría del momento en que Jesús me ha mirado»
Tu comentario está en lista de espera. Mi vida la entregué a Dios para servir a las personas más necesitadas, mi vida es una aventura de amor todos los días y soy muy feliz esforzándome por ver en mis hermanos el dulce rostro del Señor, junto con mis hermanas de comunidad vamos caminando ayudándonos a avanzar, a testimoniar que Dios existe, que es el Dios de la alegría eterna.
Mi vida la entré a Dios para servir a las personas más necesitadas, mi vida es una aventura de amor todos los días y soy muy feliz esforzándome por ver en mis hermanos el dulce rostro del Señor, junto con mis hermanas de comunidad vamos caminando ayudándonos a avanzar, a testimoniar que Dios existe, que es el Dios de la alegría eterna.
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Mi vida la entregué a Dios para servir a las personas más necesitadas, mi vida es una aventura de amor todos los días y soy muy feliz esforzándome por ver en mis hermanos el dulce rostro del Señor, junto con mis hermanas de comunidad vamos caminando ayudándonos a avanzar, a testimoniar que Dios existe, que es el Dios de la alegría eterna.
Mi vida la entré a Dios para servir a las personas más necesitadas, mi vida es una aventura de amor todos los días y soy muy feliz esforzándome por ver en mis hermanos el dulce rostro del Señor, junto con mis hermanas de comunidad vamos caminando ayudándonos a avanzar, a testimoniar que Dios existe, que es el Dios de la alegría eterna.